
“Pseudobrotes” o “pseudoexacerbaciones”
Es importante tener en cuenta que ciertos factores que elevan la temperatura corporal —como el calor ambiental, la fiebre (derivada de una infección o resfriado), el esfuerzo físico intenso o el estrés, ya sea físico o emocional— pueden desencadenar lo que se conoce como pseudobrotes o pseudoexacerbaciones.
Estos episodios no reflejan una nueva actividad de la enfermedad, sino una reactivación temporal de síntomas previos. Por eso, se recomienda esperar al menos 24 horas para observar si los síntomas remiten antes de considerar que se trata de un brote real.

Síntomas paroxísticos
En la EM también pueden presentarse síntomas paroxísticos, caracterizados por su aparición repentina y breve duración, ya que suelen durar apenas unos segundos o minutos antes de desaparecer. Estos episodios pueden manifestarse de forma aislada o repetirse cíclicamente durante un periodo variable, para luego remitir en la mayoría de los casos.
Entre los ejemplos más comunes se encuentran la neuralgia del trigémino (dolor facial intenso), la disartria (dificultad para hablar), la ataxia paroxística (pérdida momentánea del equilibrio), los espasmos tónicos, la visión doble, el vértigo o contracciones involuntarias de los músculos faciales o de las extremidades superiores.
Aunque estos síntomas suelen ser transitorios, es importante no restarles importancia e informar siempre al neurólogo o neuróloga para su adecuada valoración.